La artemisa (Artemisia vulgaris ) se encuentra en las zonas templadas de Norteamérica. Una hierba muy antigua. Dedicada a las diosas Artemisa y Diana, la artemisa se utilizaba en la magia y la sanación ancestrales para alejar espíritus, aumentar los poderes psíquicos y los sueños vívidos. Los soldados romanos se la ponían en las sandalias para aumentar su resistencia en largas marchas. Antes de la introducción del lúpulo, la artemisa era el ingrediente básico de la cerveza. También se conocía como tabaco marinero porque se fumaba cuando los marineros se quedaban sin tabaco en alta mar.
Hoy en día, la artemisa se utiliza principalmente por su efecto calmante y suele encontrarse en almohadas para dormir para favorecer la relajación y el sueño. También se ha empleado como anestésico tópico con propiedades antibacterianas y antifúngicas. Aplicada sobre la piel, puede ayudar a aliviar el ardor, la picazón y el dolor.