La sal de Epsom, llamada así por un manantial salino en Epsom, Surrey, Inglaterra, no es sal en realidad. Es un compuesto mineral natural de sulfato de magnesio con aspecto similar a la sal. Los beneficios de añadir sal de Epsom a un baño caliente son bien conocidos desde hace siglos.
Dado que algunos estudios han demostrado que el magnesio y el sulfato se absorben fácilmente a través de la piel, un baño con sales de Epsom puede ayudar a aumentar los niveles corporales de magnesio y sulfato. El magnesio desempeña diversas funciones en el organismo, como regular la actividad de numerosas enzimas, favorecer la función muscular y nerviosa, y reducir la inflamación. Los sulfatos ayudan a mejorar la absorción de nutrientes, a eliminar toxinas y pueden ayudar a aliviar las migrañas.
Se sabe que un baño con sales de Epsom alivia el dolor y la inflamación , lo que lo hace beneficioso en el tratamiento de dolores musculares, fibromialgia y afecciones de la piel irritada como la psoriasis y el eczema.
Otros beneficios para la salud incluyen relajar el sistema nervioso, aliviar el dolor de espalda y las extremidades doloridas, aliviar los pies cansados y doloridos, curar cortes, tratar el resfriado y la congestión y aliviar la picazón causada por las quemaduras solares y la hiedra venenosa.
Nuestra sal de Epsom no contiene ningún aditivo como agentes antiaglomerantes, agentes fluidificantes o acondicionadores.