En todo el mundo, la cerveza puede ser una de las bebidas alcohólicas más populares, pero utilizada tópicamente también puede ser muy beneficiosa para la piel y el cabello.
La cerveza es un humectante, lo que significa que atrae y retiene la humedad en la piel. Añadir cerveza al baño es una práctica que se remonta a la Edad Media. Incluso hoy en día, existen spas que ofrecen baños de cerveza y tratamientos faciales.
Una cerveza natural sencilla se elabora con una combinación de granos malteados, lúpulo, levadura cervecera y agua. Los granos malteados, como la cebada, son ricos en almidones y enzimas. Al mezclar la malta con agua y calentarla, los almidones se convierten en azúcares. Al añadir levadura, los azúcares se transforman en alcohol y dióxido de carbono. El resultado es una cerveza con una gran cantidad de componentes bioactivos.
La malta y la levadura de la cerveza son ricas en vitaminas del complejo B, biotina, ácido pantoténico y oligoelementos, que ayudan a mantener la piel suave y tersa. La cerveza se ha utilizado para refrescar la piel, equilibrar los aceites naturales de la piel y ayudar con el acné, el eccema y otras afecciones cutáneas.
Las vitaminas, minerales, sacáridos, levadura y lúpulo hacen de la cerveza un limpiador natural. Usar cerveza como mascarilla facial puede ayudar a reducir el acné y las espinillas.
Bien conocida por sus propiedades acondicionadoras, la cerveza crea una espuma suave, esponjosa e hidratante.
En el cuidado capilar, la cerveza ayuda a tensar la cutícula capilar, aportando brillo, cuerpo y elasticidad. El lúpulo de malta utilizado en la elaboración de la cerveza es una rica fuente de proteínas que puede ayudar a reducir el encrespamiento y aumentar el brillo. El contenido de levadura y vitamina B en la cerveza también puede combatir la caspa.
Más información en el blog: Recetas de enjuague capilar con cerveza